viernes, 18 de junio de 2010

Apogeo

"El tiempo a cubierto los recuerdos...sin tiempo, reaparecen las emociones"
Esta vez no escribo desde un personaje o un narrador omnisciente, escribo sobre mí y me desahogo en palabras, por que ni llantos ya me quedan...

Desde hace mucho tiempo sólo las excusas y los miedos han sido la base para seguir adelante en conjunto con las ilusiones, han sido un buen complemento para ello, pero ahora que veo todo en el piso, que todas las ilusiones eran mentiras, que cada vez me siento más incapaz de dar un nuevo paso y que sólo quiero lograr descansar, descansar de toda la carga que contengo en mi mente y en mi corazón.

Ruego día a día no seguir sufriendo...aún más doloroso es al verme sólo.

Suene contradictorio o no, sé que no estoy sólo, sé que hay mucha gente que realmente se ha preocupado por mi y que ha procurado verme feliz; por ellos es que he seguido sonriendo, por que ellos no se merecen envolverse en tanta soledad y aunque tuviera que fingir una y otra vez, mil veces más lo hubiera vuelto ha hacer por verlos sonreír, por verlos disfrutando de la vida.
Creo en cierto momento haber entiendo por que me gane su cariño, independiente del motivo, me sentía muy bien al saber que mi presencia podía alegrar a una persona, y por eso que me propuse a mi mismo que, por muy doloroso el daño, siempre disculparía a los demás y los motivaría ha ser mejores personas, no sé si habré logrado mi segundo objetivo, pero al menos hice el intento...

En los últimos días, me he estado convirtiendo en todo aquello que alguna vez vi lejano, ajeno a mí. La indiferencia se esta incrustando en mi esencia y aquellas características por las que pude destacar en tiempos de colegio parecen nunca haberme pertenecido.
Al mirar los premios, veo reflejado a otro, soy incapaz de reconocerme y no concibo la idea de ver mi nombre estampado...quien pensaría que caería así.
¿Dónde quedo el esfuerzo, la perseverancia y la motivación por superarme cada día más y alcanzar mis metas?

Sólo veo alguien perdido en su inconciente, en su interior, en su mente confusa y llena de miserables pensamientos.
Y aunque en esta noche la lluvia me haga compañía, mis palabras son frías y carentes de emociones. Pensé que la lluvia lograría enternecer mi corazón, pero otra vez y como siempre, volví a errar...

Me queda contemplar la caída total, presenciar el fin de todo aquel esplendor, aquel que un día tuve la gracia de conocer.